Este proverbio latino, escogido por MIRALDA (Tarrasa, 1942) como título de la presente exposición retrospectiva, desencadena la reflexión sobre la riqueza de una obra tan única como pionera, que nos transporta, con un humor a veces cáustico, del objeto a las grandes fiestas ceremoniales, del espacio privado al público, de lo íntimo a lo monumental y de lo local a lo universal.
Su obra, anclada en un contexto social y político a modo de trabajo de observación "sobre el terreno", que roza la etnología, es testimonio y herramienta a un tiempo de la deconstrucción de prejuicios y esquemas formales preexistentes. Las actividades de Miralda - uno de los primeros artistas en huir del espacio opresivo del estudio y del museo - se desarrollan en la calle y en espacios ajenos al "circuito del arte". Las obras aquí expuestas, deben leerse como puntos de referencia que jalonan un recorrido que explora los temas más complejos y vitales de nuestra sociedad para codificarlos en una iconografía singular, a veces a escala colosal, al encuentro de un lenguaje vibrante y participativo, basado en la celebración de los sentidos, del color, de la vida y de lo imaginario.
Darse una vueltecita por el Parque del Retiro en estos primeros días del otoño y terminar en el Palacio de Velázquez viendo la exposición de Miralda, puede ser un plan más que gratificante.
1 comentario:
INTERESANTE EXPOSICIÓN, QUE HE VISTO Y RECOMIENDO VISITAR.
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